Caminamos por la fe ...

La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1

Es el núcleo de nuestro sistema de creencias y afecta a nuestra forma de ver la vida. La fe nos da el valor para asumir riesgos y probar cosas nuevas, incluso cuando no estamos seguros de los resultados. Nos ayuda a tener confianza en situaciones difíciles porque sabemos que Dios resolverá los detalles por nosotros. La fe también nos permite perseverar en tiempos difíciles, confiando en que Dios tiene un plan para nuestras vidas. La fe nos lleva a buscar lo bueno en todas las situaciones, confiando en que Dios sacará algo positivo de cada circunstancia. A través de la fe, podemos estar seguros de que cualquier cosa que ocurra forma parte de Su gran propósito y de Su tiempo divino. En última instancia, la fe nos da esperanza y fuerza para seguir adelante, independientemente de lo que tengamos que afrontar. En el fondo, la fe consiste en creer que Dios tiene un plan y que lo resolverá todo para nuestro bien. Es vivir cada día con la seguridad de que Él tiene el control y de que sus planes son siempre mejores que los nuestros.

Por medio de la fe, comprendemos que los mundos (edades) fueron creados (preparados) por la palabra de Dios, de modo que las cosas que se ven no fueron hechas por las cosas que se ven. Hebreos 11:3

La sabiduría y el amor que se emplearon en la preparación de esta era terrenal son insondables. Dios pensó en todos los recursos para que sus hijos tuvieran todo lo que necesitaran. Él es un Padre amoroso y nos da todas las razones para confiar.

Cuando tenemos fe en Dios, estamos confiando en que Él sabe lo que es mejor para nosotros, incluso cuando las cosas parecen no tener sentido. Podemos confiar en que nunca nos dejará ni nos abandonará y en que nada podrá separarnos de su amor. Pero sin fe es imposible agradarle; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6

Debes entender que Dios es el creador de tu alma, y de todo el cielo y la tierra. El es todopoderoso y debes creerlo para poder agradarle. El Señor desea que lo busquemos (ekzeteo) fervientemente. Esto significa buscarlo, inquirirlo, desearlo e incluso adorarlo. Debemos estar dispuestos a tener fe en nuestro Padre Celestial, y confiar en él a través de todas las tormentas de la vida. La fe es la única manera en que podemos agradar a Dios, y es un don que Él nos ha dado. Nunca debemos darlo por sentado.

A través de la fe, podemos encontrar paz y alegría incluso en medio de nuestras pruebas.

La fe nos da el valor para afrontar las dificultades de la vida y para abrazar lo desconocido. La fe nos permite apoyarnos en Sus promesas. Por la fe Abraham, cuando fue llamado a salir a un lugar que después recibiría como herencia, obedeció; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8

En conclusión, la fe también es un reflejo de nuestro amor por Dios. Podemos tener fe en que Él nunca nos abandonará y en que Sus promesas son verdaderas. A medida que crecemos en nuestra fe, también aumenta nuestra confianza en Dios. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, vistiéndonos la coraza de la fe y del amor; y por yelmo, la esperanza de la salvación. 1 Tesalonicenses 5:8